En el primer periodo, tras los rudimientos ídolos de madera (xoanon), planos por delante y por detrás y redondeados en los bordes; y tras las primeras estatuas de mármol de tosco labrado y a modo de columnas, el arte va recorriendo un camino de progreso.
Este camino empieza en las escuelas jónico-asiáticas de Samos y Quíos y sigue en la dórica del Peloponeso a principios del siglo VI.
Las jónicas se distinguen por la elegancia y simetría en el plegado de los paños; y la dórica por la robustez y el aspecto varonil de las figuras. No obstante, en la escuela dórica se hace menos visible la influencia asiática y se revela ya el espíritu de independencia, sobre todo en la talla de sus desnudos.
Afrodita, Pan y Eros. |
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